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El estigma en víctimas y supervivientes de sectas

(Hay multitud de términos más adecuados que “sectas” para referirse a los grupos de los que trata este capítulo, si bien por facilidad se les llamará así en estas líneas. Algunas de las alternativas son: grupos abusivos, grupos de manipulación psicológica, grupos coercitivos, grupos de alta demanda, sectas destructivas o sectas coercitivas, grupos autoritarios.)

Religiosas. Satánicas. Fanáticas. Túnicas. Rituales. Sacrificios. Monjes. Peligrosas. Pelo largo. Gente rapada. Vestimentas raras. Pesadas. Obsesionadas. Poder. Lavado de cerebro. Manipulables. Crédulas. Poco inteligentes. Ilusas. Creencias raras. Antiguas. Inexistentes. Residuales. Desfasadas. Lejanas. Débiles. Hippies. Comunas. Castidad. Escándalos sexuales. Sin estudios. Drogas. Lejanas. Gurús.

Estos pueden ser algunos de una serie de tópicos que pueden venir a la cabeza a gran parte de la población al oír o leer la palabra “secta”. Algo lejano a nosotros con lo que nunca nos toparemos, o si lo hacemos no tendrá importancia porque no nos afectará. ¿Cómo vamos a caer en eso si somos personas inteligentes? ¡Hay que ser muy crédulo para dejarse engañar por gente que va picando puerta a puerta o parando a los demás por la calle para hablar del Señor y la salvación ante el inminente fin de los tiempos!
Tendemos a creernos invulnerables ante este tipo de grupos, pues los vemos como exagerados, radicales y no pensamos que podamos caer en ninguno de ellos, ya sea porque tenemos otras creencias (o somos ateos) o porque pensamos que la gente “normal” está a salvo de este tipo de cosas. Pues bien, sucede justamente lo contrario: el pensar que esto no va con nosotros y que es imposible que nos capte un grupo abusivo es justamente lo que nos hace bajar las defensas. Porque no todos los grupos son tan extravagantes ni identificables a simple vista, y no todos son el estereotipo de grupo religioso que tan frecuentemente identificamos como sectario. Y es precisamente gracias a tener las defensas bajas y al desconocimiento de la población que las personas son captadas/reclutadas en estos grupos.

Pero, ¿qué es realmente una secta? Existen multitud de definiciones, desde la psicología una de ellas es “grupo de gente con devoción excesiva hacia una persona, idea, o cosa, que se vale de estrategias no éticas de manipulación para captar y retener a sus miembros, persiguiendo los objetivos del líder/es y que causa (o puede causar) perjuicio o daño sus miembros, los familiares/amigos de los mismos, o la sociedad en general”. En última instancia, los objetivos del grupo siempre serán, en primer lugar, la dominación para conseguir el sometimiento de sus seguidore, y, en segundo lugar, la obtención de poder en cualquiera de sus formas (sexual, económico, social…). Si suena demasiado larga y rimbombante, se puede usar ésta otra: “grupo que ejerce control sobre los pensamientos, comportamientos, emociones e información de sus miembros”. Tal vez hayas visto que ninguna de las dos definiciones incluya nada de religioso o de creencias, justamente porque estas pueden ser muy distintas de una secta a otra, y son las estrategias y técnicas de manipulación que usan lo que las definen. No es el “en qué creen sus miembros”, sino el “cómo hacen que sus miembros lo crean”. De este modo, hay muchos grupos que pasan desapercibidos, y pueden estar presentes en ámbitos muy dispares, siendo de corte religioso, político, empresarial/piramidal, de aprendizaje, de desarrollo/crecimiento personal, (pseudo) terapéutico, humanitario (camuflados de ONG), ufológico (sí, “lo de los aliens”) o filosófico, por nombrar algunos. Y es que se podría decir que, según los intereses e inquietudes de cada uno, “hay un grupo para cada persona”. Incluso los hay con presuntos programas de rehabilitación de drogadicciones, consiguiendo mano de obra gratis con el pretexto de ayudar a dichas personas. Así pues, cada grupo tiene su propio “gancho” (o varios) para captar a personas según lo que les pueda llamar la atención a título personal: inquietud por la filosofía, querer memorizar y estudiar mejor, explorar la propia espiritualidad, adentrarse en una nueva profesión, hacer terapia… Contrario a lo que pueda parecer, las sectas seleccionan a sus miembros. Si ven que una persona no les puede aportar recursos económicos o serles de alguna otra utilidad, es probable que pierdan interés en ella. En cambio, prefieren nutrirse de personas capaces, inteligentes, hábiles y profesionales para obtener mayores beneficios a todos los niveles, blanqueando su imagen exterior en el camino.

Una vez aclarado que son los métodos y técnicas de manipulación son lo verdaderamente abusivo y definitorio de una secta, creo importante mencionarlos brevemente antes de pasar a explicar el proceso de captación, consecuencias y cómo afecta el estigma a todo esto. Según el autor se pueden dividir de diferente modo, aunque esencialmente son las mismas estrategias. En este capítulo me basaré en el modelo del grupo de investigación INVICTUS de la Universitat de Barcelona, exponiendo su taxonomía de abuso psicológico en grupos manipuladores (Rodríguez-Carballeira, Saldaña, Almendros, Martín-Peña, & Porrúa-García, 2016):

1. AISLAMIENTO: separar o distanciar al miembro del grupo de su entorno de relaciones y espacios significativos, promoviendo su inmersión en el espacio vital del grupo. No tiene que ser aislamiento físico, puede ser distanciamiento social. Incluye:
1.1. Aislamiento de la familia. Separar o distanciar al miembro del grupo de su familia.
1.2. Aislamiento de los amigos y de su red de apoyo social. Separar o distanciar al miembro del grupo de sus amistades y de la red de personas de su entorno social.
1.3. Aislamiento del trabajo, los estudios y las aficiones. Separar o distanciar al miembro del grupo de la práctica de sus aficiones y de las actividades formativas o laborales externas al grupo.
1.4. Aislamiento en otro lugar de residencia. Separar o distanciar a la persona de su hogar y entorno geográfico, promoviendo un alto grado de inmersión o enclaustramiento en el espacio vital del grupo. Invitando a que se mude con otros miembros del grupo, o incluso facilitándole residencia.

2. CONTROL Y MANIPULACIÓN DE LA INFORMACIÓN: selección y manejo de la información, incluyendo la mentira y la manipulación del lenguaje, siempre en pro de los intereses de quienes controlan al grupo y pretenden tener el monopolio de la información que llega al sujeto (y la que éste emite al exterior). Incluye:
2.1. Manipulación de la información. Engañar, manejar interesadamente u ocultar la información que se presenta al miembro del grupo, indicándole además el tipo de información que debe transmitir hacia fuera y el que no. Incluye limitar el acceso a fuentes de información ajenas al grupo. La doctrina y verdaderas creencias/normas de estos grupos suelen dividirse entre la doctrina externa que se muestra al exterior y la doctrina interna o real (que si se difundiera de entrada a no miembros probablemente asustaría o detraería de entrar al grupo).
2.2. Manipulación del lenguaje. Usar términos comunes y creación de neologismos, otorgándoles un significado nuevo que adquiere intensa sobrecarga emocional e ideológica para el grupo, facilitando así de clichés doctrinales y formulaciones maniqueas en blanco y negro, para ejercer una mayor influencia en el sujeto.

3. CONTROL DE LA VIDA PERSONAL: indagar para conocer a fondo la vida personal del sujeto, guiarla e intervenir sobre ella para ponerla al servicio de los intereses de quienes controlan al grupo.
3.1. Control-abuso de la economía. Investigar la situación económica del sujeto y condicionar sus decisiones para extraer el máximo de aportaciones en beneficio de quienes controlan al grupo.
3.2. Control de las actividades y de la ocupación del tiempo. pretender que las actividades que el sujeto realiza y el conjunto de la dedicación de su tiempo estén destinados al grupo o bajo su supervisión, reduciéndole al mínimo las oportunidades para disfrutar de otras fuentes de información y contacto.
3.3. Control-inspección del comportamiento. Establecer mecanismos para vigilar el comportamiento que realiza el sujeto, generalmente a través de sus compañeros, haciendo muy difícil la privacidad.
3.4. Control sobre las relaciones afectivas y la vida sexual. El grupo tendrá la última decisión sobre las relaciones afectivas que puede o no tener el sujeto y sobre las prácticas sexuales que puede realizar o no y con quién. En grupos donde las relaciones sexoafectivas se permiten, es común que se establezcan parejas dentro de éste, lo que sirve de mecanismo de control adicional.
3.5. Control-debilitamiento del estado psicofísico. Imponer algún patrón de conducta que debilite el estado psíquico y físico del miembro del grupo (limitación del sueño, dieta empobrecida, maltratos físicos, promover el agotamiento, alteración de estados de conciencia mediante técnicas de respiración, meditaciones específicas o uso de drogas) o bien impedirle afrontar los problemas de salud a través de profesionales y tratamientos estandarizados (por ejemplo, instándole a no hacer una quimioterapia, ir al psicólogo o negar transfusiones de sangre).
3.6. Control sobre la propia existencia. Inducir al sujeto a que deje en manos del grupo la decisión de disponer de su propia vida. Esto es, hacerle creer firmemente que fuera del grupo la vida no tiene sentido, llevando a veces a cometer actos violentos contra sí mismo u otras personas en nombre del grupo.

4. ABUSO EMOCIONAL: acciones dirigidas a influir en los sentimientos y emociones del sujeto, con afán de manipularlos en pro de su mayor sometimiento al grupo.
4.1. Activación interesada de sentimientos positivos. Estrategias planificadas para activar o intensificar emociones positivas en el sujeto con afán de impactarle y provocarle vivencias agradables que lo unan más al grupo (por ejemplo, el “bombardeo de amor”).
4.2. Exigencias de entrega afectiva y entusiasta. Exigir al sujeto su entrega afectiva al grupo y a la experiencia grupal, debiendo mostrar ilusión y entusiasmo por su proyecto de felicidad y realización personal en el grupo.
4.3. Intimidación y amenaza. Amedrentar al sujeto advirtiéndole de los daños físicos, psicológicos (incluye los espirituales) u otros perjuicios, que le ocurrirán a él o a su entorno si duda o se desvía de los postulados del grupo. Se puede incluir la implantación de traumas (por ejemplo, a entrar en una iglesia “convencional” por temor a ser poseído por fuerzas demoníacas).
4.4. Desprecio, humillación o rechazo. Insultar, avergonzar o mostrar menosprecio y rechazo al sujeto por alguna actitud o conducta suya que se interprete en contra de los intereses del grupo. En numerosos grupos sectarios en los que una familia al completo pueda estar dentro, si alguno de los miembros lo abandona se le prohibirá parcial o totalmente el contacto con sus familiares que aún sigan vinculados).
4.5. Manipulación del sentimiento de culpa. Infundir en el sujeto el sentimiento de culpa por alguna actitud, conducta u omisión que las figuras de autoridad en el grupo le imputan e interpretan unilateralmente como contraria a los postulados del grupo.
4.6. Inducción a la confesión de conductas, pensamientos y sentimientos “desviados”. Imponer al sujeto como pauta de comportamiento la obligación de confesar ante el grupo o sus dirigentes cualquier conducta, pensamiento o sentimiento que ellos puedan interpretar como desviado (por ejemplo, visitar a un familiar sin el permiso de los superiores, tener dudas sobre la propia implicación en el grupo, buscar información crítica, saltarse las normas de alimentación…).
4.7. Otorgamiento del perdón. Otorgar estratégicamente al sujeto algún trato indulgente o liberarle del sentimiento de culpa, perdonándole o dando por finalizado su castigo y reintegrándolo plenamente al grupo. En casos de gente que haya abandonado al grupo, es posible que lo vuelvan a captar y admitir, no sin antes hacerle pagar un precio en forma de penitencia previa al reingreso y al “perdón”, paso que se aprovechará para readoctrinarlo.

5. ADOCTRINAMIENTO EN UN SISTEMA DE CREENCIAS ABSOLUTO Y MANIQUEO: desautorizar las ideas previas del sujeto, inculcándole un sistema cerrado de creencias y la sensación de haber sido elegido para ser miembro de un grupo que ostenta La Verdad y que es superior al resto del mundo.
5.1. Reconstrucción en negativo del propio pasado y de la identidad previa. Hacer que el sujeto, bajo el nuevo sistema de creencias del grupo, muestre rechazo hacia su vida pasada y su identidad previa, considerándolo una etapa equivocada de su vida.
5.2. Denigración del pensamiento crítico. Desacreditar los razonamientos del sujeto no coincidentes o críticos con los postulados del grupo.
5.3. Exigencia de identificación plena con la doctrina y de su aplicación. Inducir al sujeto a la conversión a la doctrina o ideología del grupo, a su aplicación y al pleno acatamiento de sus reglas, símbolos y formas de comportamiento.
5.4. Imposición de la doctrina por encima de las personas y las leyes. Obligar al sujeto a dar un valor absoluto a la doctrina o ideología del grupo, situándola por encima de las personas y de las leyes sociales, llegando a justificar medios ilícitos para el logro de sus fines. En otras palabras, “el fin (del grupo) justifica los medios”.
5.5. Glorificación del endogrupo y rechazo hacia el exogrupo. Presionar para implantar en el sujeto una visión dicotómica y maniquea de la realidad, que ensalza todo lo relativo al grupo y juzga la vida en el exterior como errática, rechazable o maligna.

6. IMPOSICIÓN DE UNA AUTORIDAD ÚNICA Y EXTRAORDINARIA: hacer que el sujeto obedezca y otorgue el máximo poder y reconocimiento de cualidades especiales a una única fuente de autoridad que gobierna o inspira el gobierno del grupo.
6.1. Imposición de una autoridad absoluta. Imponer una autoridad y a la cual (o a sus representantes) el sujeto ha de acatar de forma incuestionable.
6.2. Implantación de la creencia en las cualidades especiales del líder. Inducir al sujeto a reconocer y admirar las cualidades o poderes especiales, sobrehumanos o divinos que ostenta el líder.

Si bien no es necesario que toda secta utilice todas estas técnicas de manipulación, cuantas más emplee, más abusivo será el grupo. Es también relevante destacar que un mismo grupo puede ser más o menos dañino para sus miembros en función del lugar en el que se encuentre y de las personas específicas que conformen cada sede (si es que hay varias).

Después de esta retahíla teórica sobre lo que diferencia una secta de lo que no, es posible que pienses que nadie en su sano juicio aceptaría voluntariamente entrar en este tipo de grupos. Y tienes toda la razón, pues el problema radica justamente ahí: NADIE, absolutamente nadie entra en una secta voluntariamente. Tal y como mencionaba antes al describir la manipulación de la información, todo grupo sectario oculta su verdadera realidad a los potenciales nuevos miembros. Es similar a lo que sucede en una relación de pareja abusiva: de saber que la pareja te maltrataría psicológicamente o propinaría palizas, ¿quién empezaría tal relación? Por tanto, no hay consentimiento informado.
Cuando alguien entra en contacto con cualquier secta, los miembros de ésta tratarán de llamar poderosamente su atención con promesas y valores lícitos, demostrando un aparentemente genuino interés por la persona y aparentando ser un grupo perfectamente lícito. No mostrarán todas sus cartas hasta que el nuevo miembro lleve un tiempo dentro y esté totalmente sometido al grupo. Se trata de un proceso sutil e imperceptible para la persona, ya que si en algún momento se diera cuenta de que se la está manipulando huiría, y eso obviamente lo interesa, por lo que se medirá cuidadosamente la información para no exponer nada que la persona no esté “preparada para digerir” en cada momento.

De modo ilustrativo, se puede decir que el proceso de cambio personal dentro de una secta (que puede durar semanas, meses o incluso años) consta de tres grandes fases: descongelación, cambio y congelación. La primera, la descongelación, consiste en atacar la identidad, vida y valores previos de la persona, erosionando su personalidad y haciéndola entrar en una especie de crisis existencial, generándole un vacío interior. La segunda fase, el cambio, consiste en llenar ese vació generado con las enseñanzas y creencias del grupo, haciendo que se genere una nueva “personalidad” totalmente acorde con la doctrina del grupo. Por último, la fase de congelación consiste en afianzar ese cambio de identidad, mediante la intensificación del proceso de adoctrinamiento. Buenas maneras de garantizar el éxito son invitándole a extender las enseñanzas del grupo a otras personas (reclutando a familiares o amistades) o mediante algún “tutor” del grupo que lo acompañe durante todo el proceso.

Cuando una persona abandona un grupo sectario (ya sea asesorada por un profesional, por reflexión propia, siendo expulsada o porque el grupo se disuelve), se enfrenta a numerosos retos para adaptarse a la sociedad externa que tanto ha repudiado durante su membresía en el grupo. La cultura, las normas sociales y los modos de relacionarse pueden estar muy alejadas a lo que ha estado viviendo en la secta, y por eso es probable que la persona se sienta extraña o “como un extraterrestre”. La readaptación a la vida fuera del grupo conlleva una serie de demandas generadoras de un gran estrés, que se suman y agravan las múltiples posibles consecuencias en ámbitos como el económico, familiar, social, personal y laboral/educativo. Los exmiembros pueden experimentar un malestar notablemente superior al de la población no clínica, así como síntomas psicopatológicos de depresión, ansiedad, estrés postraumático o disociación, por poner algunos ejemplos. A dicha posible sintomatología se suman cuatro grandes grupos de posibles alteraciones psicosociales: dificultades emocionales (ansiedad y miedo; duelo y sentimiento de pérdida; culpabilidad y vergüenza; tristeza y desesperación; rabia a ira; baja autoestima), dificultades cognitivas (embotamiento cognitivo; problemas en la toma de decisiones; problemas de identidad; rumiaciones y evitación; paranoias y pensamientos y creencias irracionales; estados disociativos), problemas relacionales y de integración social (disminución de las habilidades sociales; dificultades para establecer y mantener nuevas relaciones, teniendo tendencia a la dependencia, desconfianza o sentirse incomprendida; dificultades de integración social, como buscar empleo o formación) y otras problemáticas concretas como somatizaciones, alteraciones del sueño y la conducta alimentaria, disfunciones sexuales o conductas adictivas. Por último, al abanico de consecuencias negativas, se suma una significativa disminución de bienestar psicológico y social, así como menor satisfacción con la vida. Todo esto, mediado por el estrés psicológico sufrido al abandonar el grupo.

ROL DEL ESTIGMA (POR FIN)

Una vez explicada la manipulación y el proceso de captación y retención de las sectas, es momento de comentar qué tiene que ver el estigma con todo esto. ¿Recuerdas las palabras con las que empezó este capítulo? Son algunas de las atribuciones que se pueden hacer sobre las personas que están o han estado vinculadas a alguna secta, y desgraciadamente son en su mayoría muy negativas, por lo que señalarlas de esta manera no ayuda en absoluto. Una secta siempre buscará dividir el mundo entre buenos y malos, de modo que menospreciar a sus miembros sólo hará que reforzar la visión de que la sociedad exterior no los comprende, los ataca y los quiere destruir, por lo que se está ayudando a retroalimentar el adoctrinamiento. Una de las cosas que se deben evitar a toda costa si se quiere ayudar a alguien a salir de un grupo sectario es precisamente confrontarlo con frases del estilo “estás en una secta” o “¿no te das cuenta de que te están manipulando y aprovechando de ti?”, porque se pasa a ser un villano y fomentará su rechazo. Las sectas necesitan de un enemigo externo contra el que diferenciarse, y menospreciar a sus miembros les da la excusa perfecta para defender sus argumentos.

¿Cómo reaccionaría alguien que se plantea abandonar un grupo sectario si percibe que se le menosprecia desde fuera del grupo y se siente estigmatizado por la sociedad? Probablemente mal, se sienta atacado y piense que el único refugio seguro y que aporte seguridad sea en el seno del grupo. Y esto es precisamente para lo que se les entrena a pensar.

¿Cómo se sentirá un exmiembro de una secta cuando al haber salido la gente lo trata distinto que a los demás por el hecho de haber estado en un grupo de ese tipo? Tras haber pasado un tiempo (el que sea) inmerso en una dinámica grupal tan poderosa, la persona se encuentra en un estado vulnerable en el que puede ser extremadamente sensible a toda interacción y, pese a que haber recuperado su libertad, los sentimientos de soledad y la falta de encaje con la sociedad pueden resultar abrumadores. En su proceso de recuperación personal y readaptación al mundo exterior, las relaciones sociales juegan un papel crucial, pudiendo ayudar y desestabilizar al mismo tiempo. Y si el sentimiento de incomprensión ya es demasiado común, solo puede verse agravado ante personas que desconocen la gravedad de lo pasado, las juzgan basándose en prejuicios, mitos, estereotipos y tópicos erróneos.

Espero que estas páginas hayan ayudado a concienciar sobre la problemática social que envuelve este tema. Arrojar un poco de luz sobre el desconocimiento general que se tiene sobre el fenómeno sectario es clave para ayudar a las víctimas y supervivientes y también para prevenir a la población para evitar que tales grupos crezcan y se reproduzcan.

Valientes. Comprometidas. Idealistas. Trabajadoras. Curiosas. Empáticas. Solidarias. Resilientes. Altruistas. Capaces. Sensibles. Humanas.

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