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Estigma en el TLP

APROXIMACIONES SOCIOCULTURALES A LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDA: EL TRASTORNO LÍMITE

Cristina Borrull Terradas

Graduada en psicología con mención en clínica por la universidad Ramon Llull. Posteriormente, realiza el máster en psicología general sanitaria por la UAB. Actualmente, trabaja en el ámbito clínico con pacientes TLP, en el que también está excepcionalmente formada.

Claudio Rodal Tenorio

Sin duda los trastornos de la personalidad, son unos de los que más fascinación e interés generan. Al igual que los demás, no están exentos de los estigmas. En este capítulo conoceremos un poco más el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).

Primera aproximación al Trastorno Límite de Personalidad

Con lo trabajado en la obra hasta el momento, lo que debemos de tener claro es que el estigma que conlleva los trastornos psicológicos hace realmente la vida más difícil de las personas que padecen un diagnóstico. En determinadas culturas, enfrentar las consecuencias sociales de requerir ayuda terapéutica puede resultar un desafío brutal.

A las personas que reciben un diagnóstico psicológico se les otorga una etiqueta que les hace equipararse con el trastorno. Como opinión personal, este estigma es muy grave en los trastornos de personalidad, sobretodo en el caso del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), del cual hablaremos en ese capítulo con la especialista Cristina Borrull, psicóloga en la clínica TLP del CPB en Barcelona.

En el caso del TLP, el propio diagnóstico se ha convertido en el propio estigma, al contrario de lo que lo que ocurre muchas veces con las personas cuyas vida se ven afectadas por otro trastorno mental, cuya principal evocación en las personas de a pie es lástima y compasión. 

En lo que se refiere a los orígenes de este trastorno, Masland y Null señalan que el término limítrofe evolucionó desde su significado inicial como algo límite entre la psicosis y la neurosis, términos descatalogados totalmente. Estas caracterizaciones tan negativas, continúan hasta el día de hoy, ya que muchas veces los profesionales usamos etiquetas peyorativas hacia estas personas, como “manipuladoras”, “agresivas” o “buscadoras de atención”.

Como siempre, esta visión no es ajena en aquellos recursos en los cuales se plasma la cotidianidad o la imaginación. De esta manera, en el mundo del cine también se nos muestra una visión estigmatizada del trastorno. Pensemos en el personaje de Glenn Close (Alex) en Atracción fatal como una visión de esa condición aterradora. Por otro lado, la interpretación brillante de Winona Ryden (Susana) en Inocencia Interrumpida también mostró el enfoque punitivo que una persona con ese diagnóstico recibía antiguamente en un hospital psiquiátrico.

Masland y Null enumeran una serie de problemas a los que se enfrentan las personas con TLP con las profesiones de salud mental que se derivan de las caracterizaciones negativas del trastorno en la literatura clínica. Estos incluyen falta de empatía, una tendencia a menospreciar al paciente, e incluso el deseo de distanciamiento social o evitación total. Sin embargo, los autores sí señalan que el éxito de los tratamientos diseñados específicamente para pacientes con este trastorno está teniendo un impacto lento y constante en revertir estas actitudes negativas.

Creo que desde la psicología y la psiquiatría nos estamos alejando un poco de la caracterización estigmatizada de enfermedades como la esquizofrenia, pero en el TLP, incluso en entornos especializados se hace referencia a etiquetas que hacen mucho daño a la aceptación social del trastorno. El problema viene de que tales etiquetas implican la permanencia de la condición, así como la pérdida de la persona como un uno. Todos los términos estigmatizantes y las etiquetas que empleamos los especialistas en salud mental conllevan que la sociedad tenga actitudes más negativas sobre las enfermedades mentales en general, hecho que se magnifica especialmente cuando los medios de comunicación resaltan un acto violento cometido por una persona con una enfermedad mental. Con el énfasis en estas noticias aumenta el miedo y la falta de empatía hacia las personas que más necesitan compasión y comprensión.

Y entrando en materia de la práctica cotidiana, nos encontramos con determinados pacientes que en consulta generan una contratransferencia negativa en los profesionales, llegando a afectar a la hora de establecer algo tan importante como el vínculo terapéutico. Estos son los denominados por la literatura como “pacientes difíciles”, debido a que llevan a cabo conductas muy difíciles de manejar, además de generar un fuerte desgaste emocional en los profesionales y de las dificultades de adherencia al tratamiento que en ocasiones se dan.

Por motivos como los expuestos hasta el momento, resulta fundamental que nos planteemos como objetivos el ofrecer una atención intersectorial, especializada y diferenciada a las personas que padecen cualquier tipo de trastorno de personalidad y también es necesario mejorar la capacitación de los colectivos profesionales involucrados en la atención a personas con TP.

Y es que conviene señalar el aumento de la incidencia de los trastornos de personalidad, concretamente del TLP, ya que constituye un importante problema sanitario debido a la complejidad de su clínica, la dificultad de un diagnóstico temprano, las respuestas muchas veces insatisfactoria de los actuales tratamientos y la carencia de propuestas firmes sobre intervenciones terapéuticas multidisciplinarias.

La sintomatología más común en un TLP es impactante y difícil de entender. Es comprensible que síntomas como las autolesiones y los intentos de suicidio causen temor en la familia y les resulta complicada su asimilación, siendo a veces más fácil juzgar a estas personas en lugar de hacer un esfuerzo por empatizar con ellas y comprenderlas. Por otro lado, a veces los profesionales nos sentimos desbordados y tenemos la sensación de que carecemos de las habilidades, el entrenamiento y los recursos suficientes para proporcionar una atención adecuada a este tipo de comportamientos.

Por eso es necesario que todos nos formemos específicamente en los trastornos de personalidad, de forma que estas patologías se normalicen y  dejen de considerarse extrañas. Además, así se reducirían las reacciones contra transferenciales que pueden hacer mucho daño a los pacientes y hacer fracasar la terapia. Hasta que esto ocurra, a las actitudes y prejuicios de gran parte del personal sanitario se añadirá al estigma de la sociedad que ya padecen estas personas. 

Tras esta breve aproximación al trastorno límite, aprendamos un poco más de Cristina Borrull, profesional con una amplia experiencia en la terapia con TLP y magnífica gestora del control emocional.

Profundizando en los trastornos de personalidad: el TLP y el estigma asociado

Los trastornos de personalidad se caracterizan por patrones del pensamiento, de percepción o de relación duraderos y repetitivos que pueden provocar angustia importante a las persona que los padecen, ya que pueden afectar a su capacidad para desenvolverse en la vida cotidiana. Existen varios tipos de trastornos de personalidad. Al final de la lectura de este capítulo conoceremos a qué nos referimos con trastorno de personalidad, qué tipos hay y nos centraremos en conocer el Trastorno Límite de Personalidad (TLP)  y concretamente, el estigma que produce en nuestra sociedad. 

Todos/as tenemos rasgos en nuestra personalidad que nos hacen únicos e irrepetibles, y estos rasgos se pueden manifestar de forma distinta en cada persona. Cuando estos se manifiestan de forma persistente y dificultan la vida cotidiana afectando en las relaciones con los demás, en el manejo de las situaciones de estrés, en la autoimagen, en las áreas afectivas, laborales, etc. y esto perdura en el tiempo, pudiendo causar angustia significativa, estaríamos hablando de un trastorno de la personalidad. Así pues, la existencia de un trastorno de personalidad se produce cuando los rasgos de personalidad se vuelven pronunciados, rígidos y desadaptativos. Como otros trastornos de salud mental, resultan de la interacción de los genes y el ambiente. Es decir, algunas personas nacen con una tendencia genética a padecer un trastorno de la personalidad, y esta tendencia disminuye o aumenta en función de los factores ambientales. Generalmente, la predisposición genética y el ambiente contribuyen aproximadamente por igual al desarrollo de los trastornos de la personalidad.

Trastorno límite de la Personalidad (TLP)

Existen diferentes tipos de trastornos de la personalidad, englobados, según el manual de referencia para los psicólogos DSM- 5, en tres grupos según sus características: el clúster A, el B y el C.  

El trastorno límite de la Personalidad (TLP) u orientación límite de la personalidad (OLP), se encuentra dentro del clúster B. Afecta aproximadamente a entre el 1-2% de la población general, y los primeros síntomas se suelen presentar durante la etapa de la adolescencia (cuando empezamos a formar nuestra identidad y se desarrolla la personalidad). El diagnóstico es complejo y se puede presentar combinado con otros trastornos, variando según las características genéticas, ambientales, sociales, y situacionales de cada individuo.

El TLP se caracteriza por una alteración de la identidad, una inestabilidad en el estado de ánimo, en las conductas y en las relaciones interpersonales, que comportan alteraciones en varias áreas de la vida dela persona que lo padece (afectiva, relacional, social, familiar, laboral o formativa). Las personas afectadas por este trastorno pueden tender a mostrar dificultades en la regulación emocional y de pensamientos. Pueden tener tendencia a establecer relaciones inestables con las demás personas y pueden presentar dificultades para mantener comportamientos dirigidos a objetivos vitales estables. Pueden manifestar conductas relacionadas con la impulsividad, pudiendo incluir conductas autolesivas/autolíticas. Aunque se considera un trastorno mental grave, existen diferentes enfoques terapéuticos y tratamientos que pueden ayudar en la recuperación de estas alteraciones, pudiéndose tratar con eficacia y consiguiendo que las personas afectadas lleguen a llevar una vida más estable.

Estigma en el TLP

Como ya se ha hablado en otros capítulos la manera en la que influye el estigma en las enfermedades mentales resulta de gran importancia. En los trastornos de personalidad y concretamente en el TLP, existen muchos prejuicios alrededor de este trastorno, convirtiéndolo en uno de los más estigmatizados. Las personas con trastorno límite de la personalidad suelen tener dificultades en las relaciones, por tanto es un trastorno que afecta mucho en las relaciones y la vida en familia y con las relaciones cercanas. Los profesionales que trabajamos en salud mental y concretamente con pacientes diagnosticados de TLP, sabemos que las personas que lo sufren, pueden reaccionar de una forma desproporcionada en situaciones que para otra persona pueden parecer de poca importancia. También pueden presentarse en algunos casos, dificultades relacionadas con el manejo de la relación terapéutica y el vínculo con estos pacientes. Como en otros problemas de salud mental, vemos cada vez más que es necesaria una psicoeducación que cubra las necesidades y expectativas del propio paciente y de su entorno y que ayude a ver más allá de una etiqueta.

Como ya hemos comentado, los trastornos de la personalidad se refieren esencialmente a los problemas relacionados con la identidad y el sentido de sí mismo: los pacientes con un trastorno de personalidad no tienen una imagen clara o estable de sí mismos. Es decir, la manera en la que se ven cambia dependiendo de la situación y de las personas con las que están. También afecta a las relaciones interpersonales: las personas con un trastorno de la personalidad se esfuerzan en establecer relaciones estrechas y estables con los demás. 

Durante mi trayectoria profesional he podido escuchar a través de la sociedad o de los propios pacientes, etiquetas sobre la manera de ser de una persona que sufre este trastorno. A lo largo del capítulo hemos nombrado alguna y le hemos intentado dar un giro en su visión. A veces el estigma no se ajusta a la realidad y detrás de todo esto hace falta poner nombre y entender con otras palabras lo que sucede. Muchas personas se preguntan si este trastorno es para toda la vida. La realidad es que lo más importante como profesionales es realizar un buen diagnóstico y no una etiqueta, y entender que hay muchos tratamientos específicos con una visión integral. 

El TLP destaca por un fracaso vital general, una existencia sin rumbo y una afectividad explosiva (y esto engloba problemas de comportamiento y distintos síntomas como la ira excesiva, la desregulación emocional, la falta mentalización o la hipersensibilidad interpersonal. Más allá de los síntomas, cabe destacar lo más importante  pare entender el trastorno y no caer en el estigma: el miedo, el dolor, la soledad y el vacío que padecen. Como terapeutas y como sociedad en general hay que poder conocer y entender el sufrimiento del paciente, no comparar con personalidades televisivas, consideradas como malas, etc. Entender que el TLP tiene una evolución que no siempre es igual y que estas personas sufren, pero no vivencian internamente su sufrimiento, por lo que les cuesta más pedir ayuda. 

Referencias

Escudero, D. (2021). M. El TLP y las amenazas de suicidio. https://mepsicologo.com/blog/tlp-suicidio/

Herman, J. L., & Van der Kolk, B. A. (1987). Traumatic Antecedents of Borderline Personality Disorder. In B. Van Der Kolk (Ed.), Psychological trauma (pp. 111 – 125). American Psychiatric Publishing.

Lieb, K., Zanarini, M. C., Schmahl, C., Linehan, M. M., & Bohus, M. (2004). Borderline personality disorder. The Lancet364(9432), 453-461. https://10.1016/S0140-6736(04)16770-6 

Masland, S. R., Cummings, M. H., Null, K. E., Woynowskie, K. M., & Choi-Kain, L. W. (2019). Changes in post-traumatic stress disorder symptoms during residential treatment for borderline personality disorder: a longitudinal cross-lagged study. Borderline Personality Disorder and Emotion Dysregulation6(1), 1-9. https:// 10.1186/s40479-019-0113-4 

Masland, S. R., & Null, K. E. (2022). Effects of diagnostic label construction and gender on stigma about borderline personality disorder. Stigma and Health7(1), 89. https://doi.org/10.1037/sah0000320

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